El invierno es la época del año que menos agrada a los pilotos. Alejados de la competición y de los entrenamientos, los meses de noviembre y diciembre suelen estar acompañados de planes y proyectos, pero también es tiempo de toma de decisiones para el próximo ejercicio.
Lo que se decida en las próximas semanas marcará el futuro. Es lo que le sucede al alteano Mika Pérez, de 21 años de edad, quien tras una temporada algo decepcionante se ha propuesto volver a pelear en 2020 por el título de campeón del mundo en la categoría Supersport300.
Mika ya fue campeón de la European Junior Cup en 2016, lo que le permitió dar el salto a esta nueva categoría, de la que no quiere marcharse sin reinar. “Ahora estamos buscando equipo para el año que viene”, afirma el piloto, quien admite cierto nerviosismo e incertidumbre por las diferentes negociaciones abiertas, aunque también confianza en que finalmente encontrará una escuadra que cumpla sus expectativas.
«El objetivo no puede ser otro que pelear por conquistar el Mundial» M. Pérez
En inferioridad de condiciones
Mika no quiere repetir la amarga experiencia vivida en 2019, cuando no pudo competir “con las mismas armas que los rivales” en el Mundial. “En una categoría tan igualada y competitiva, no tener aceleración en la moto te condena. Teníamos las expectativas altas, pero la realidad fue otra. No había medios para luchar. Intenté seguir peleando y ser profesional, pero se hizo muy complicado estar en las posiciones delanteras”, relata el alteano.
Este año espera encontrar un equipo “más profesional”, porque el objetivo, según señala, no puede ser otro que “pelear por conquistar el Mundial y estar delante en todas las carreras. En 2018 ya estuvimos cerca y no queda otra que volver a intentarlo. Se puede conseguir si tenemos las armas y medios apropiados”, explica el piloto, cuya pasión por las motos le viene desde niño. “Las veía cada domingo por la tele. Me sabía el nombre y el número de todos los pilotos”, recuerda.
«Sólo pido tener las mismas condiciones que los demás» M. Pérez
La importancia del rebufo
Mika Pérez no esconde que las mejores motos “ya tienen dueño”, pero aclara que aún quedan plazas de pilotos en equipos potentes. “Solo pido tener las mismas condiciones que los demás. Luego ya depende de mí demostrar que puedo ser el campeón”, insiste. Y es que en una categoría tan igualada como Supersport300, una de las canteras de MotoGP, no poder estar al rebufo de los rivales es condena segura.
“El rebufo es súper importante porque son motos de poca potencia. En MotoGP no se ven cuatro o cinco motos juntas, pero en nuestra categoría todos vamos buscando el rebufo para tener menos carga aerodinámica y obtener ventajas”, explica Mika, que destaca que una de las características de su competición es “que se vean finales en grupo, como si fueran un sprint de ciclismo”.
«En carrera hay que ser listo y agresivo porque nadie regala nada» M. Perez
“Esta categoría es tan igualada que he llegado a entrar a dos segundos del ganador y ocupar el puesto 17 en el gran premio”, detalla el alteano, quien confiesa que para sobrevivir en esa jungla de jóvenes pilotos con hambre de gloria “hay que ser listo y agresivo, porque nadie regala nada”.
Sin amigos en la pista
“Eso no quiere decir que no haya respeto fuera de la pista entre los pilotos. Pero cuando te pones el casco no hay amigos. Lo mejor es mirar por tus intereses y olvidarte de las relaciones personales”, confiesa el alteano, para el que Supersport300 es una de las categorías más atractivas y complicadas.
“Hay que saber cuándo atacar y cuándo defender. Físicamente, la categoría no es dura, pero psicológicamente es terrible por la igualdad y porque siempre hay que estar vigilando”, añade Mika, quien confiesa tener ganas de conocer ya su futuro para poder planificar el campeonato.
Mientras llega la elección de equipo, el piloto llena el tiempo en Valencia con los estudios de ingeniería mecánica, el gimnasio y la preparación física. Más adelante, será el momento de entrenamientos en el circuito.
Morriña de la competición
Admite que durante este periodo echa de menos la competición. “Es verdad que hay veces que este mundo te satura y necesitas descansar, pero después de un año raro como el que he tenido, estar hasta febrero sin tocar la moto se me hace muy pesado”, confiesa.
Si todo sale bien, los test con el nuevo equipo deberán comenzar en febrero. La próxima edición del Mundial Supersport300 contará con diez pruebas, la primera en abril y la última en Catar, un destino que le hace especial ilusión a Mika Pérez al disputarse la prueba en el mismo circuito de MotoGP y también en horario nocturno.
Pérez se aficionó a las motos por Dani Pedrosa, su gran ídolo de infancia, “porque tenía un plus y algo especial”. Afirma que el actual referente del motociclismo mundial es Marc Márquez, vigente campeón. “Es impresionante lo que hace año tras año”, asegura.
El sueño de MotoGP
El alteano sabe que el año que viene es clave en su futuro. No quiere obsesionarse con dar el salto a MotoGP porque prefiere enfocar en lo que sí puede controlar y tiene al alcance de la mano. “Todos los esfuerzos tienen que ir a intentar ganar esta categoría. Luego ya veremos qué vendrá, pero lo que no hay que hacer es obsesionarse, porque no disfrutas del camino”, explica.
“Llegar sin medios económicos a MotoGP es muy complicado. Así que no queda otra que intentar hacerlo por otras vías. Hay que hacer méritos y ganar para ver si se puede dar el salto”, argumenta con una madurez impropia de su edad. “Nunca se sabe dónde te llevará el futuro. Será un proceso largo, por eso lo mejor es marcarse retos a medio plazo, como ganar esta categoría”, concluye.